domingo, 13 de septiembre de 2009

¿Querían empleo?

Por Roxana Sandá

Esta semana, Gloria Buccella cumplió su primer mes aniversario de despedida tras cuatro años de trabajo esclavo en la empresa Teleperformance (TP), uno de los tantos call centers que invadieron la Argentina para abaratar costos de atención a clientes del Primer Mundo, tercerizándolos en países subdesarrollados. Gloria desembarcó en esa historia a los 23 años, con intenciones de solventar sus estudios de Sociología y apuntalar el bolsillo mes a mes, aun cuando las promesas de mejoras salariales le sonaran a billete falso.
Al cabo de cuatro años de maltrato psicológico, presiones continuas para vender más y condiciones edilicias lamentables, sufrió un cuadro de estrés laboral que derivó en un mes de licencia psiquiátrica. “Empecé a estar nerviosa, a no querer ir a trabajar, a tener ataques de llanto y miedo.” Con el alta médica, “Teleperformance recibió indicaciones de cambiarme de sector, eso que se llama readecuación de tareas”.
El 2 de julio último, “primer día en que me presenté a la empresa después de la licencia, fui informada de parte del personal de recursos humanos que había sido despedida, ya que ellos ‘no tenían lugar’ para poder ubicarme”.
En el edificio de Hipólito Yrigoyen al 2300, la situación no ha variado, pese a que una veintena de jóvenes que trabajan allí fueron internados con un cuadro de intoxicación por aspirar el pegamento con el que se adherían alfombras mientras ellos trabajaban.
Dos de los afectados se quejaron y por toda respuesta obtuvieron una notificación de despido que pulverizó la tolerancia de sus compañeros. La semana pasada, cientos de jóvenes de entre 20 y 27 años encararon una movilización frente al edificio bajo el reclamo de “trabajar sin ser intoxicados”, y exigieron a gritos su derecho a “no perder la audición, no tener ataques de pánico ni de estrés; ser medicados”. A diario trabajan sometidos a un régimen de entre 12 y 16 horas laborales, que sólo permite dos descansos de 15 minutos cada uno. Dicen que la respuesta de los encargados es perversa pero sistemática: “Si no te gusta, buscate otra cosa”.
La precarización de los contratos temporales basura y las pagas miserables se extienden a unos 50.000 operadores de call centers de todo el país. El propio presidente de la empresa, Norberto Varas, a los despedidos tras la intoxicación: “La única forma de crear empleo en la Argentina es en estas condiciones”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

anda a cagar!

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